La Piel que Habito #7: farmacodermia
Mujer de 23 años, diagnóstico reciente de infección urinaria hace 20 días por lo cual recibió tratamiento con varios esquemas antibióticos (nitrofurantoína y ciprofloxacina) por mala evolución clínica. Posteriormente, presentó una lesión abscedada en la pierna probablemente secundaria a picadura de araña por lo cual recibió nuevo esquema de antibioticoterapia, inicialmente con trimetoprima/sulfametozaxol y luego con amoxicilina/clavulánico (AMC).
Evoluciona al séptimo día de tratamiento con AMC con rash morbiliforme maculopapular pruriginoso con algunas lesiones «en diana» (ver imágenes). Sin compromiso de mucosas. Laboratorio sin alteraciones de importancia. Se interpreta probable farmacodermia.
Las erupciones por medicamentos (farmacodermias) son procesos inflamatorios producidos por la administración sistémica de algún medicamento ingerido, inhalado, inyectado o administrado por vía recal. Generalmente se manifiestan por lesiones diseminadas y simétricas.
En la literatura están descriptas múltiples variedades de fármacos que pueden producir erupciones cutáneas. Las pruebas in vivo (intradérmicas o del parche) e in vitro (RAST, en decir, prueba radioalergosorbente) pueden ser últiles para establecer la causa.
Aunque cualquier tipo de lesión cutánea puede haber sido provocada por un medicamento, las que se producen con más frecuencia son máculas y pápulas, habitualmente urticariales. Además, los fármacos pueden producir prácticamente todos los patrones inflamatorios histopatológicos de dermopatía.
Una clave para el diagnóstico de una erupción medicamentosa es el carácter diseminado, bilateral y simétrico de las lesiones que no encajan con ninguna enfermedad definida.
En cuanto al tratamiento, desde ya que debe suspenderse la administración del medicamento sospechado. Los antihistamínicos se utilizan como medida para combatir el prurito. En los casos graves pueden administrarse corticoides sistémicos.
Bibliografía:
– Ackerman, Dermatología de bolsillo, Ed. Marbán (2010)